sábado, 1 de diciembre de 2018

Nazgrim - Capítulo 1

Capítulo I


Nazgrim abrió los ojos y se encontró en una celda cavada en la piedra, con barrotes de grueso hierro que no cederían ante las mermadas fuerzas del caballero. Trató de recordar por qué estaba allí, mas sólo recordaba que Elissandre se enfureció con él por haberla traicionado y que lo arrojó al vacío, dándolo por muerto. No recordaba a Nimu, ni al draenei que le provocó esos sueños, ni mucho menos la vida anterior a Elissandre. Todo el lugar estaba oscuro salvo por el tembloroso resplandor de una antorcha lejana por el frío y húmedo pasillo en forma de túnel. Trataba de analizar sus opciones para salir de allí, cuando la luz comenzó a acercarse. Momentos después apareció un draenei con agua y un cuenco con comida. Una especie de mejunje de cereales y legumbres cocidas, con algunos hongos y lo que parecía musgo o hierbas cultivadas en esos túneles. A pesar del aspecto, la comida resultó ser muy sabrosa (y nutritiva).
Unos días pasaron sin que el caballero supiera si le convenía o no escapar, hasta que llegaron unos desconocidos liderados por una extraña mujer y acompañados del jefe draenei. Ellos hablaron con Nazgrim, le contaron que ella era la princesa Shaila de Kordean, protectora de los gnomos y que debería gobernar en lugar del legítimo heredero del rey Variant, Locker, quien era un tirano. Además, tenían una misión más importante que incluía eliminar la amenaza de Elissandre y evitar que el dios del mal, el poderoso Maugath, pudiera manifestarse en Heldwiin para destruir todo. Ésto último llamó su atención y le hizo plantearse ayudarlos al menos de momento, ya que eso también le permitiría ser liberado.
Había algo que el caballero tenía seguro, y era que no era un ser maligno en esencia, ya no. Sabía que algo malo había pasado con él. Un terrible destino que lo había arrebatado de su antigua vida, la cual no recordaba, y lo había puesto al servicio de Elissandre como un caballero de la muerte, con macabros y poderosos dones drenadores de vida. Siempre lo supo, pero nunca tuvo la libertad de planteárselo hasta ahora. En este momento la bruja ya no tenía poder sobre él.
Al contarles su porvenir de las últimas semanas y aceptar ayudarlos, fue puesto en libertad y se enteró que había pasado aproximadamente una semana prisionero debido a que los draenei desconfiaban de él a pesar de haberse rebelado contra Elissandre. Se enteró también del nombre del líder de la tribu, Velen, aunque ésto no le produjo nada especial salvo el aprecio y gratitud por haberle salvado la vida. Nunca supo que él había sido quien lo tocó y le hizo recordar a Nimu, ahora olvidada nuevamente.

Hubo un ataque a la tribu, e inmediatamente comenzaron a pelear el grupo de foráneos junto a Nazgrim y los draenei contra las fuerzas enemigas. Tras un breve combate lograron derrotarlos y se dispusieron a comer un banquete de frutas y verduras que la tribu le había obsequiado al grupo, pero Nazgrim se sentía famélico de poder. Para él como caballero de la muerte con poderes de sangre, haber estado tantos días comiendo cereales era una tortura. Al ver esos cadáveres y saber el poder que podrían otorgarle, no pudo contenerse y se abalanzó sobre uno de ellos para devorarlo. Los demás quedaron estupefactos al ver semejante espectáculo, algunos incluso descompuestos, pero Nazgrim estaba ajeno a ellos. Cuando hubo satisfecho su hambre se levantó totalmente cambiado. Se sentía poderoso, lleno de vigor, relajado y con confianza. Sus heridas ya no eran molestia y el aire no le pesaba tanto. Charlaron y se conocieron un poco más con el grupo de la princesa Shaila. Decidió ayudarlos en su campaña y se disponían a irse, cuando apareció un poderoso personaje para impedírselo. Velen les ordenó que huyeran y se quedó junto a su segundo para combatir. Ellos dudaron. Velen les volvió a gritar que se alejaran de allí, entonces reaccionaron y comenzaron a correr hacia la salida. Nazgrim vio que el enemigo empezaba a conjurar enredaderas desde todas direcciones que atrapaban a todos, pero pudo zafarse y al voltear observó que el botanista tomaba a Velen y su segundo de las cabezas y los levantaba en el aire como si no pesaran más que un melón. Entonces se volvió y cargó contra su enemigo. Pero Velen le gritó que se fuera, instantes antes de que se le reventara la cabeza. Nazgrim se dio cuenta que no podría hacer nada para ayudarlos ni sería rival para semejante enemigo, de modo que volvió a emprender la huida para alcanzar a sus nuevos compañeros, quienes habían venido en grifos y podían huir en ellos. Lucharon contra las enredaderas y un par de criaturas, hasta que lograron subirse todos, entonces uno de los grifos tomó al caballero de los hombros y lo sacó de la batalla. Volaron alejándose del bastión, mientras veían cómo éste iba siendo destruido por unos gigantes de piedra verdosa que arrasaban todo a su paso.